… GRACIAS.
Sí; eso… Muchas gracias.
Es hora de hacer un alto en el camino y comer algo… Porque nuestro ánimo necesita de vez en cuando un refrigerio, ya sea dulce o salado, ácido o amargo. Da igual. La comida siempre es comida y supone un reconstituyente tanto necesario, como deseado.
Quiero agradeceros, por tanto, los mensajes de apoyo que he recibido durante este corto espacio de tiempo y que significan un alimento imprescindible para mi parte bloguera y profesional… pero también para mi autoestima.
Si ya me gustaba dirigirme a vosotros y contaros mi visión sobre este complejo mundo que está formado por nuestras sensaciones, percepciones, sentimientos, actitudes, etc., debo confesar que ahora estoy experimentando un auténtico festival de emociones, con su castillo de fuegos artificiales incluido… Porque sé que me leéis; porque sé que lo que escribo, de una u otra forma, os está siendo útil… y también porque me consta que algunos disfrutáis criticando, comentando o puntualizando… Y me gusta que lo paséis bien con lo que escribo, sea de la forma que sea… Creedme.
Son muchos los mensajes que me habéis enviado, tanto a través de mi correo electrónico, como directamente en este blog (algunos de los cuales se han publicado, debo confesar que de forma un poco aleatoria); y como me temo que no puedo contestaros personalmente a todos, he decidido escribir estas líneas.
Me ha gustado recibir y leer todos ellos; tanto los que me felicitaban por lo escrito, como los que hacían críticas o puntualizaban algunas cosas.
Los primeros, es evidente, porque me animan a seguir adelante; porque es muy agradable recibir de vez en cuando una palmadita en la espalda y escuchar (o leer) un «tú vales mucho». Creo que me entendéis… Por muy seguros que nos sintamos, por muy convencidos que estemos de que algo que hacemos puede gustar o ser útil, siempre necesitamos ese empujoncito emocional. Es esa guinda que hace, de un simple pastel, el bocado más exquisito… Y a nadie le amarga un dulce… ¡je!…
Y en cuanto a los segundos, ésos que ponían su particular «guinda», aunque reconozco que a veces me han dado un pellizco en el «amor propio», sin embargo estoy sacando mucho partido de ellos, ya que me ayudan a mejorar tanto lo que escribo como la forma de hacerlo; y los tendré muy en cuenta para conseguir hacer de esta página un Punto de Encuentro, donde cada uno de vosotros podáis obtener alguna respuesta o encontrar alguna explicación a por qué sentimos lo que sentimos o por qué percibimos como percibimos.
También quiero agradeceros las sugerencias que me hacéis sobre posibles temas a tratar. Es estupendo contar con lectores que aportan ideas y se implican, de alguna forma, en esta andadura que comencé hace relativamente poco, pero que ya me está dando tantas satisfacciones.
Muchas gracias a todos… sin excepción.
Y… por favor, seguid haciéndolo.