Un Cambio Difícil

 

 

Todos los cambios son difíciles, pero éste que os comento hoy… Uff!!…

Es probable que muchos padres os hayáis tenido que enfrentar u os estéis enfrentando a una situación que os resulta un tanto complicada. La preadolescencia de vuestro hijo.

De pronto y sin avisar, ese niño juguetón, afectuoso, chinche, que tan pronto se peleaba «a sangre» con sus hermanos como les defendía «a morir», de pronto, digo, se ha vuelto introvertido, taciturno, arisco, todo le molesta y da portazos cada dos por tres.

De pronto y sin avisar, ese niño está dejando de ser un niño… pero tampoco es mayor. O sea, ni él mismo sabe lo que es y eso es muy difícil de asumir… Papá y mamá le seguís viendo como vuestro niño; pero él ya no se ve así e, incluso, puede «avergonzarse» de vuestras muestras de afecto o de vuestra protección.

Y cuando le preguntas qué te pasa, se calla o dice que no le pasa nada. Y es cierto… o casi… Porque él no sabe qué le pasa; porque no se comprende a sí mismo… ¿Y cómo podría explicar eso? ¿Quién lo iba a entender?

No hay palabras para definirlo y entonces, pasan a los actos… Y algunos hablan con su rebeldía… y otros hablan con su distanciamiento…

El problema es que ese «idioma personal» es muy difícil de traducir.

Luego, encima, si no tiene suficiente con lo que tiene en casa, lo de fuera ya es para desesperarse…

Todos los días tiene que enfrentarse al colegio y a sus «bestias negras»: los compañeros. En esos momentos es cuando empiezan a formarse las «pandillas» o las «pandas», y eso conlleva una lucha, percibida por el chaval como «sangrienta», para ver quiénes ocupan los puestos clave dentro de las mismas.

La tensión que vive el preadolescente, a todos los niveles, es enorme y lo peor es que no encuentra un lugar adecuado donde poder desahogarse. Porque, recapitulemos, en el colegio tiene que pelear con sus estudios y con sus compañeros. Y en casa, por muy accesibles y comprensivos que sean sus padres, tiene que luchar también para defender sus nuevas necesidades y buscar su sitio o el que él considera que merece.

Y no digamos nada si hay hermanos… Los mayores ven en él al «mocoso ese», que es un «tocapelotas» y que sólo quiere llamar la atención… Y los pequeños ven a un «extraterrestre» que de repente ya no quiere jugar y que se enfada y se pone «verde» como el monstruo que les va a comer de un bocado.

¿A quién le resulta fácil afrontar todo esto?

Pues, papá y mamá, ha llegado la hora de que os pongáis las pilas… Y podéis empezar, por ejemplo, con su ropa. En vez de comprar vosotros lo que queréis, invitadle a ir de compras para que él elija lo que quiera… Sea la que sea. Y esto es muy importante. Aunque sea un envoltorio de plástico… Y sin decir ni «mu»… «¿Te gusta eso? Vale, pues quédatelo»… Hay que tener en cuenta que necesitan dar a su persona una determinada imagen y es él quien tiene que experimentar y probar hasta dar con lo que quiere.

Podéis sugerirle también que es hora de hacer cambios en su habitación y que vaya pensando cómo quiere decorarla… Pero no como un favor especial, sino con la mayor naturalidad del mundo y porque es necesario… «Esto ya está un poco roto»; «la cama se te está quedando pequeña»; «necesitas una mesa y una silla para estudiar»; «quizá necesites algunas cosas más, para que puedas traer a tus amigos a casa»…

Todo esto le permitirá que vaya siendo consciente de su nuevo papel en vuestras vidas, de sus nuevas responsabilidades y de sus nuevos derechos. Además, si desde ahora se acostumbra a tomar sus propias decisiones, a medida que sea mayor y se le vayan presentando nuevos retos, sabrá afrontarlos con mucha más seguridad, sin depender para ello de los que le rodean.

Y después de todo esto, tal vez estés pensando que me he dedicado únicamente a tratar el problema de los «chicos»….

Bueno… puedo decirte que, en el caso de las niñas, ocurre algo similar, por supuesto… Lo que pasa que las «rarezas» tienen otro color…

Los retos son los mismos y la forma de hacerles frente es muy similar… La diferencia es que la «princesita» ya no se preocupa de sus muñecas, sino que está más interesada en el «secreto» que ha compartido con su «mejor-amiga-del-alma-más-íntima-para-toda-la-vida» que la ha durado sólo un día y que la ha traicionado con la «tonta-esa-que-me-tiene-tanta-envidia-y-que-quiere-acaparar-a-todos-los-chicos-del-colegio-la-muy-petarda-qué-se-habrán-creído-esas-dos-se-van-a-enterar».

Como dije al principio… Uff!!…

Ánimo papás!!…

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