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«Boda y Mortaja… del cielo bajan» (1)

 

 

En esta ocasión, voy a transcribir literalmente lo que me consultaba una mujer, a través de mi correo electrónico, y la respuesta que le di, porque me parece que es algo que nos cuestionamos con relativa frecuencia… Ya sea en relación con el tema que se trata aquí, o con cualquier otro en el que nos empeñamos demasiado.

Así que, si tú también te lo preguntas, con respecto a eso concreto que te ocurre a ti, espero que puedas aplicarte estas notas y que te ayuden…

Esta mujer, a la que llamaremos María, me escribía lo siguiente…

«Después de haber intentado una relación estable en varias ocasiones, y sin haber conseguido nada que durara más de un año, ahora he conocido a un hombre con el que estoy muy bien. Ya llevamos viéndonos ocho meses y todo funciona de maravilla…

… Pero cuando me despido de él y me voy a mi casa, me amarga la existencia pensar que cada vez está más cerca el fin y que sólo será uno más en mi larga lista de fracasos…

… Y no quiero que eso ocurra…

… Mis amigos me dicen que soy yo la que lo estropeo todo; que no tengo paciencia; que no sé disculpar los defectos de cada uno…

… Pero yo, a veces, pienso que me han echado mal de ojo y por eso no me duran los novios; o que estoy «condenada» a vivir sola… o, lo que es peor, que soy un bicho raro y que nadie puede estar bien conmigo…

… ¿Qué puedo hacer para que cambie mi «destino»?»

¿Alguno o alguna os sentís identificados con María?

Pues os diré lo mismo que la dije a ella.

Lo mejor que se puede hacer es, precisamente, «no hacer nada».

Con el pensamiento de que todo va a acabar, de que todo está condenado al fracaso, de que nada puede salir bien, uno mismo se prepara para ello.

Es como si le estuvieras dando a tu mente la orden de que actúe en ese sentido: «Esto va a acabar, ya lo sabes»… «No merece la pena que te esfuerces, porque no va a servir de nada»… «Este es mi destino, así que es mejor aceptarlo tal cual»…

Tú le dices esas cosas a tu mente… Y tu mente, que es una «chica obediente», te hace caso… Y TE OBEDECE… y hace lo que le dices que haga… y lo hace exactamente como se lo dices…

Porque esto funciona de la siguiente manera…

Si una idea de fracaso o de ruptura, como en el caso de María, se afianza y se consolida en nosotros, se va convirtiendo en una idea obsesiva… Y esa obsesión desencadena el fenómeno de lo que llamamos Profecías Autocumplidas.

Es decir, tenemos tanto miedo de que ocurra algo, que el propio miedo nos bloquea y nos convierte en personas «torpes»…

Y cuanto más «torpes», más errores cometemos… Y son esos errores los que nos llevan invariablemente al fracaso o a la ruptura.

Mi sugerencia es… y así se lo dije a María… que se viva cada día como si fuera único, sin pensar demasiado en el siguiente… más que en lo que se refiere a logística o avituallamiento (claro está).

Tenemos que aprovechar cada instante de felicidad, sin preocuparnos de que se acabe; porque, además, para que pueda venir otro momento feliz, sí o sí, tiene que haberse terminado el anterior.

Pero es que, además, a María le dije otras cosas que creo que os pueden resultar muy útiles a todos… No obstante, transcribirlo todo en esta entrada supondría extenderme mucho… demasiado…

Y me he propuesto no ocupar más que el espacio que suelo ocupar… para no cansaros.

Así que, si creéis que os puede ayudar… o si simplemente tenéis curiosidad por leer esas «cosas»… os emplazo para la entrada siguiente…

Hasta entonces.

Esa… Angustia Vital (2)

 

 

Como os dije el otro día, la Angustia da para escribir mucho, así que… voy a seguir.

Y hoy os voy a hablar de otra forma de Angustia…

… La Angustia de esforzarse por ser Uno Mismo

Sí; también nos angustiamos con eso.

Desde que tenemos conciencia de nuestro propio Ser, frente a los demás, nos esforzamos por destacar… por sobresalir… por no ser uno más de la manada.

Y esto, además de un trabajo arduo, ya sea mental, físico, o ambos, lleva implícito también un cierto desarraigo, una… cierta ruptura con el medio que nos acoge… porque sólo rompiendo el molde, se puede ser único.

Pero claro, Ser Único tiene un alto precio emocional… Y es aquí donde aparece la Angustia…

Cuanto más Único seamos, más solos nos sentiremos… porque perderemos la protección y el cobijo que aporta la Masa… la Manada.

Y, efectivamente, se consigue destacar sobre los demás, pero se sufre con ello la angustia de verse solo, de sentirse incomprendido y hasta, incluso, atacado por las embestidas envidiosas de esa Masa que, lejos de valorar el esfuerzo por ser Uno Mismo, cornea y despedaza al Osado que se atrevió...

… ¡¿Pero quién se habrá creído que es?!!!…

Como dice el refrán: «Nadie es profeta en su tierra»…

Y como eso nos angustia, preferimos dejar de ser Uno Mismo, para seguir siendo Uno Más.

Y sigo con el tema… Porque hay otras maneras de angustiarse

Como la que se manifiesta ante la Conciencia de lo Transitorio.

Todo lo que nos rodea, por el hecho de estar sujeto a las leyes del espacio y del tiempo, tiene un principio y un fin… Es inevitable.

Y… porque yo creo que lo llevamos en el ADN… tenemos una especial tendencia a hacer nuestras las cosas que nos rodean… A desplegar una actitud posesiva ante personas o cosas con las que compartimos nuestro espacio vital.

La cuestión es que dicha actitud de Propietario conlleva, sí o sí, la Angustia de la pérdida.

Si algo pasa desapercibido para nosotros, si no somos conscientes de su presencia, tampoco lo somos de su ausencia… Pero cuando ha estado a nuestro lado el tiempo suficiente como para dejarse notar, o su impacto positivo sobre nosotros ha sido fuerte, entonces sí nos despierta el afán de posesión.

Nos ha gustado, lo queremos para nosotros, por fin lo tenemos y, a partir de ahí, empezamos a experimentar el miedo a perderlo… la Angustia de que todo lo que nos aporta se acabe…

Acto seguido, tomamos conciencia de que, como nada es duradero, eso tampoco lo será… Así pues, anticipamos el sentimiento de pérdida y nos angustiamos más aún…

¿Qué hacemos entonces?… Justo lo contrario de lo que tendríamos que hacer… porque somos así

Nos aferramos todavía más a su proximidad, a su presencia… Y cuanto más nos aferramos, más nos angustia la posibilidad de perderlo…

Un círculo vicioso… Un Angustioso Círculo Vicioso… Toda una paradoja: No Disfrutar de lo que nos agrada por la Angustia que nos produce su Posible Pérdida.

Como vemos, el espectro de la Angustia es tan amplio que puede decirse que abarca la práctica totalidad de nuestra existencia… Angustia Vital.

Pero no sólo se trata de un Hechizo que tratamos de conjurar… Sino que La Angustia es un componente ineludible de nuestro desarrollo…

… Porque experimentarla, nos pone a prueba…

… Y progresamos cuando nos enfrentamos a ella y la ganamos…

Aunque nos esté esperando otra vez a la vuelta de la esquina…

Dicen que, mientras hay vida, hay esperanza…

Pero si hay esperanza es porque hay angustia…

El Yin y el Yan.

… ¡Qué le vamos a hacer!