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El Miedo, sus Motivos y sus Porqués (1)

 

 

Hoy os voy a hablar del Miedo…

Bueno, hoy y quizá también el próximo día. Depende de cuánto me enrolle… Porque, si ya me vais conociendo, sabréis que empiezo a escribir algo y me voy liando con una facilidad tremenda…

Así que no sé lo que saldrá, ni cuánto me ocupará.

Es decir, sé lo que quiero decir y eso es lo que quiero escribir… pero no sé lo que me extenderé…

En fin… allá vamos…

El Miedo.

«Erase una vez un muchacho que no sabía lo que era el miedo. Por eso le llamaban Juan sin Miedo…» Así empieza el cuento.

Y probablemente, alguna vez hayamos pensado: ¡qué suerte… ojalá yo tampoco conociera el miedo!… Y nos haya dado envidia que alguien pudiera tener esa cualidad tan extraordinaria; mientras que nosotros quedamos paralizados por el pánico, cuando oímos un ruido en una habitación oscura.

Y quizá, también nos hayamos hecho el firme propósito de que, a partir de ese momento, yo tampoco tendré miedo.

Claro que ese propósito, para bien o para mal, sólo se quedaba en eso, en un simple propósito.

Porque lo cierto es que el Miedo es algo tan ligado a la especie animal, en general, y a la humana, en particular, que incluso constituye un elemento imprescindible para la supervivencia… Sólo que sus manifestaciones no suelen ser agradables para nadie.

Todos, absolutamente todos, sabemos sin ninguna duda qué es el Miedo… Y todos, quién más o quién menos, hemos tratado de combatirlo por considerarlo una sensación nefasta, que nos limita, nos hace vulnerables, e incluso nos daña psicológicamente.

Sin embargo, creo que puede ser muy interesante diferenciar entre el Miedo-Protector y el Miedo-Peligroso o Destructivo.

El Miedo, en general, es un complejo sistema de sensaciones negativas, producido como resultado del aprendizaje. Este aprendizaje nos permite anticipar un peligro inminente que asociamos o intuimos una determinada situación.

Esa anticipación, a su vez, hace que nos preparemos y nos protejamos frente a ese peligro, en un intento de evitar el daño que tememos.

Sin embargo, como en casi todas las cosas, el exagerar la nota no sólo no es efectivo, sino que se vuelve contra nosotros y lo que en principio era útil, puede llegar a provocar, por sí mismo, el desastre.

A esto es a lo que me refiero cuando hablo de Miedo Peligroso o Destructivo. Este tipo de miedo no está ocasionado, como sería de esperar, por un aprendizaje, sino que tiene su origen en una vivencia demasiado íntima, y a la vez ilógica, que se manifiesta ante cualquier situación que se sale de lo cotidiano, por inocente que sea.

En alguna ocasión quizá nos hayamos quedado perplejos al oírle a alguien decir «Es que me da miedo», cuando simplemente le hemos preguntado cosas como ¿por qué no sales a dar un paseo?… Y al preguntar ¿pero, por qué…?!!! quizá la respuesta haya sido a misma, «porque sí… porque me da miedo».

El caso es que por mucho que insistamos, no conseguiremos que nos dé otra respuesta ni, lo que es peor, quitarle esa idea.

Es en este momento cuando conviene saber distinguir si ese Miedo es una simple excusa para librarse de hacer algo, o si, yendo más allá, nos estamos enfrentando a los llamados Miedos Irracionales; que se dan cuando una persona experimenta realmente una sensación de terror, con manifestaciones que ocasionan en algunos casos importantes trastornos psicológicos, ante situaciones que no sólo No son amenazantes, sino que, para todos los demás, son absolutamente normales y perfectamente asumibles.

¿Y cómo es posible que algo normal y cotidiano pueda verse como amenazante y peligroso?

Uff!!… Te lo cuento el próximo día.

Porque… ya ves… Profecía cumplida…

Se me acaba el hueco y no he terminado…

Hacia una Personalidad Sana (4)

 

 

Conseguiste ese trabajo que querías… ¿verdad?…

Pero no te llega con lo que ganas…

Son tantas cosas las que quisieras tener!!… Son tantas cosas las que quisieras hacer!!…

Y todas esas Cosas te sirven de aliciente… Porque a pesar del estrés, de la tensión y de la ansiedad que conlleva llegar a conseguirlas… seguimos queriendo más.

Por muchas razones… seguimos queriendo más.

Así que tenemos que dar un salto más en nuestra carrera… Tenemos que posicionarnos para pasar a un escalafón superior… Es necesario conseguir un trabajo mejor… Y a por ello vamos!…

Y si bien, y con un poco de mucho esfuerzo, lo conseguimos… todavía no será suficiente.

Porque si empezamos a pensar que hemos llegado al límite… si perdemos la motivación para seguir adelante, si dejamos de ponernos metas a nosotros mismos, caeremos en la monotonía… en el aburrimiento… en la desidia… en el hasta aquí he llegado… en el derrotismo…

Pero si pensamos que nunca llegaremos a conseguir lo que deseamos, por más que nos esforcemos, nos veremos inmersos en la infravaloración personal. Y la Fatiga Psíquica acumulada hasta ese momento, y que ha permanecido oculta porque no nos la podíamos permitir… empezará a dar muestras de su existencia.

Y así, la asistencia al trabajo se hace cada vez más difícil de sobrellevar; el ánimo decae… aparece el no me importa nada

Sí… Por muy exagerado que parezca todo esto… así somos los Seres Humanos.

Nunca estamos conformes con nada… Y, vale, en principio es bueno superarse. Si no tuviéramos esa capacidad de superación, nuestra especie no habría llegado hasta donde hemos llegado…

Pero somos hombres y mujeres; somos seres de carne y hueso.

Como dijo el gran Quino una vez, en boca de su inimitable Mafalda:… «Hay que ver, desde el arco y las flechas, hasta los modernos misiles teledirigidos, lo mucho que ha cambiado la Humanidad… ¡Y lo poco que han cambiado sus intenciones!!»

Sería bueno… y sobre todo, sería muy saludable… ser conscientes de nosotros mismos…

Ser conscientes de nuestro gran potencial y de nuestras limitaciones… Y en nuestra huida hacia adelante, avanzar cuando podamos avanzar y parar a reponer energías cuando tengamos que hacerlo.

Somos unas máquinas maravillosas… pero necesitamos repostar de vez en cuando; y necesitamos mantenimiento de cuando en vez.

Y no sirve de nada… o de muy poco… el mantenimiento físico, si no prestamos también la debida atención a nuestros circuitos internos.

Nuestro Disco Duro es muy potente… pero también es muy sensible.

Y es muy exigente… pero también es muy agradecido.

Si le cuidamos bien… nos será muy útil.

Si le tenemos en consideración… nos facilitará la vida.

Si le prestamos atención… nuestro bienestar será su prioridad.

El célebre Oráculo de Delfos decía: «Conócete a ti mismo».

… Y ése será nuestro mejor punto de partida.