¿Cuánto daríamos por ser magos de verdad?
Pero me refiero a magos, MAGOS. De los que hacen magia sin trucos… O sea, con superpoderes…
¿Me crees si te digo que lo somos?… Porque, en algunos aspectos… aunque no precisamente en los que quisiéramos, somos auténticos MAGOS.
Sabemos, porque además la vida cotidiana está llena de ejemplos de ello… que cuanto más negativos son nuestros pensamientos, parece que más acertamos. Cuanto más negras son nuestras ideas, más facilidad tenemos para hacer que los problemas se hagan realidad.
Conclusión… Hacemos magia… Pero de la «negra, negrísima»…
¿Cómo?… Pues la explicación es muy simple y, desde luego, no es cuestión de tener superpoderes. Tan simple… como el mecanismo de una cuchara…
Porque cuando alguien se obsesiona con una idea negativa, o si experimenta un gran temor porque algo le salga mal, o si se preocupa mucho por ese algo, aunque no llegue al rango de obsesión… esa preocupación genera una tensión psicológica tremenda; esa idea negativa genera miedo y da origen a toda una serie de emociones conflictivas y problemáticas…
¿Y qué pasa cuando estamos muy tensos?
¿Qué pasa cuando tenemos miedo?
¿Qué pasa cuando sentimos angustia?
Pues lo que pasa es lo siguiente: Por un lado se ve afectada nuestra parte física, desde el punto en que nuestros reflejos se ven disminuidos al máximo; nuestra capacidad de movimiento y de reacción se ralentiza y nos convertimos en unos «patosos».
Por otro lado, también sufre las consecuencias nuestra parte emocional o psicológica, y nos acobardamos, nos sentimos inútiles, nos autopercibimos como impotentes y, a partir de ahí, no somos capaces de dar pie con bola.
La consecuencia, entonces, no se hace esperar. Porque si nuestros reflejos y nuestra capacidad de reacción están al mínimo y nuestro estado emocional nos bloquea, el batacazo que nos damos es de libro…
Y ¡ABRACADABRA!… ¡MAGIA!… Se hizo realidad lo que pensábamos. Se cumplieron nuestros temores… ¡Si esto ya lo sabía yo!… ¡Si sabía que me iba a pasar esto!…
Pero lo peor de todo es que sentamos precedente… Y para la siguiente vez, la predicción negativa nos sale de forma automática… ¿Para qué lo voy a intentar? Ya me salió mal una vez; ahora volverá a pasar lo mismo…
Y otra vez los miedos, otra vez la incapacidad, otra vez la impotencia, otra vez el desánimo, otra vez… la MAGIA «NEGRA»… y su círculo vicioso.
¿Solución? Romper el círculo.
¿Cómo?… Te lo cuento otro día… Pero seguro que te lo puedes imaginar.
Hasta la próxima.